Puede que los carritos ya no estén en la mayoría de los restaurantes, pero el dim sum está más de moda que nunca en esta ciudad de mayoría china. Esta comida de mediodía suele incluir un surtido de albóndigas fritas y al vapor, como el sabroso shu mai de cerdo, los crujientes rollitos de primavera de gambas y los xiao long bao rellenos de sopa. Pero cuando hay más de 400 restaurantes asiáticos entre los que elegir, ¿por dónde empezar? La Ruta de los Dumplings es una buena introducción a la carta.

Si tiene hijos, no deje de visitar el Lugar Histórico Nacional de Fort Langley, un fuerte comercial de la Compañía de la Bahía de Hudson que data de 1827. Más allá del lugar, el pueblo de Fort Langley es un destino encantador en sí mismo, con sus calles repletas de boutiques y restaurantes únicos. Pase el día curioseando por el centro comercial de antigüedades y, después, recupérese con un abundante plato de hummus y una copa de Rosé en Sabà Café and Bistro.

Salga de la autopista y pase un día idílico recorriendo las carreteras rurales hasta llegar a las excepcionales queserías del Valle de Fraser.

Traiga una nevera y llénese de la lujosa Lady Jane de triple nata al estilo brie de Farm House Natural Cheeses, en Agassiz, del fresco Chèvre de Milner Valley Cheese, en Langley, o del magnífico cheddar curado de Golden Ears Cheesecrafters, en Maple Ridge. ¿Tiene prisa? Acércate a un mercado rural (como Lepp Farm Market, en Abbotsford) para encontrarlos todos en el mismo sitio.

La región agrícola del valle de Similkameen, cálida, seca y abundante, es la capital ecológica de Canadá, con hectáreas y hectáreas de viñedos e innumerables huertos y granjas de hortalizas. Muchos de esos productos maduros acaban en los puestos familiares de fruta que bordean la autopista entre Keremeos y Cawston. Dependiendo de la temporada, podrá recoger cerezas, pepinos, melocotones, tomates o calabazas para disfrutarlos ahora o conservarlos para más adelante. Llévese una nevera (o dos) y desempolve su tarro de conservas.

Desde el desierto bañado por el sol del sur hasta los lagos boscosos del norte, el valle de Okanagan ha sido durante mucho tiempo el hogar de pueblos indígenas que prosperaban gracias a los ingredientes silvestres que crecen aquí con tanta profusión. Ahora, chefs de talento están recuperando sus costumbres culinarias centenarias, entre ellos: Murray McDonald, de The Bear, the Fish, the Root and the Berry, en Osoyoos, y David Leards, de Quaaout Lodge, en Little Shuswap. Aportando nuevas técnicas a viejas tradiciones, están cocinando algunos de los platos más interesantes del valle.

Históricamente, docenas de campesinos mexicanos llegan a Okanagan en primavera para trabajar en los viñedos, y su influencia se puede encontrar en la amplia selección de chiles frescos y secos en los puestos de fruta de los alrededores de Oliver. También hay restaurantes que sirven auténticos tacos mexicanos y otros platos. Pásese por TacoRiendo y no intente resistirse a la carne asada.